Historia de Sóller

Piratas y contrabando

Como en todas partes en Mallorca, especialmente cerca de Llucmayor (“Cabocorb Vell”) y Artà (“Ses Paisses”) ha habido descubrimientos los cuales demuestran la existencia temprana de la cultura del Talayot sobre la isla. Los Romanos habían mencionado Sóller por primera vez cuando ocuparon la isla alrededor del año 123 A.C. Por aquel entonces, los Mallorquines se ganaban la vida con la agricultura y la cría del ganado pero sobre todo con la piratería y como mercenarios, por ejemplo durante la 2ª Guerra Púnica.
Pero para los Mallorquines, la piratería no era solamente una fuente de ingresos pero trajo consigo tambien grandes peligros, en particular para todos aquellos que estaban instalados cerca del mar, entre los cuales los Sóllerics, geograficamente aislados. Continuamente los agresores intentaban tomar ciudades. Los pueblos de las islas trataban de protegerse con una red de torres de vigilancia “Atalayas”, instaladas alrededor de la isla entera. Justo encima del Puerto de Sóller, y muy cerca, en la Montaña de Balitx, se encuentran todavía dos ejemplares de estas torres de vigilancia macizas. Una batalla en particular, la de Mayo de 1561, fue una de las numerosas que hubo en época de la invasión de los Moros en Mallorca, todavía se celebra hoy en día. Cada año, el segundo lunes de mayo, tienen lugar una representación de las diferentes batallas, empezando en el Puerto de Sóller, con el desembarco de los moros, hasta llegar a Sóller con la batalla final, en la plaza de Sóller donde los Sollerics celebran la victoria. En todas ellas toman parte los personajes históricos (el capitán Angelats, el sargento Soler, el turco Alí Ochiali) y los habitantes de Sóller vestidos a la manera tradicional de campesinos y moros.
 

Inmigrantes, emigrantes y regreso de los exiliados


Justo después de la Revolución Francesa, hubo muchos inmigrantes franceses interesados en organizar el comercio de frutas hacia su patría. Aparte de naranjas y limones, tambien se exportaron por transporte marítimo principalmente almendras, higos y aceitunas hacia Francia.
Parece duro de creer, pero el comercio con Francia era mucho más fácil y más voluminoso en aquel momento que con el resto de Mallorca. En efecto la única manera de alcanzar Palma era por barco o usando un camino agotador y muy peligroso hasta llegar al paso de montaña “Coll de Sóller”. Estos hechos trajeron consigo una influencia cada vez mayor de la cultura francesa en Sóller, pues en retorno sus habitantes importaban muebles, moda y mercancías.
En los años sesenta del siglo 19, después de un comercio próspero en los cítricos y habiendo invertido mucho dinero en ello, los campesinos de Sóller fueron golpeados brutalmente por una plaga de peste. Muchos no superaron la pérdida de su cosecha y se arruinaron. La única salida fue para ellos emigrar, de vuelta a Francia o Sudamérica.
El negocio con las frutas del Sur se recuperó paulatinamente hasta 1921 cuando los cinetíficos descubrieron los poderes curativos de la Vitamina C. Pronto, muchos Sóllerics regresarían a su ciudad de origen, volviendo a su negocio. Aún se puede sentir la influencia de los que se hicieron ricos más allá de los mares antes de regresar a Sóller, a través de las casas que se edificaron en aquella época.

El puerto desde el final del siglo XIX hasta mediados del XX

El final del aislamiento geográfico

A principios del siglo 20, Sóller empezó a afrontar uno de sus mayores problemas para el desarrollo económico: su aislamiento por las montañas de la Tramuntana. Los habitantes de Sóller quisieron construir un sistema ferroviario que pasaría debajo de la Tramuntana, de modo que pudieran llevar más rapida y facilmente sus muy apreciadas “Naranjas de Sóller” a la capital. El calendario para este proyecto se inició en 1905 y finalizó en 1912, gracias a sus ambiciosos habitantes quienes lo financiaron todo. El viaje abordo del “Express de las Naranjas”, construido por Ferrocarril Sóller, necesita alrededor de un ahora y pasa por 13 tuneles. (más información).
Dos años después se inauguró una línea de tramvía, la cual servía principalmente para el transporte de frutas y verduras, conectando Sóller con su puerto.
La apertura definitiva hacia Palma de Mallorca se hizo hacia el final de los noventa con la construcción del “Túnel de Sóller”. Sus 3,14 kilometros de largo, pasando por debajo de la Sierra de Alfábia, permitieron prescindir del paso por el “Coll de Sóller”. Después de unos interminables diez años de construcción y con una financiación que no ha sido muy clara, además de salpicada por asuntos de sobornos, el uso del túnel cuesta 4,25€ por trayecto, un peaje estimado muy caro. Un grupo de asesores independientes alemanes, el ADAC, puntualizó que el túnel es uno de los más inseguros en toda Europa.

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